miércoles, 7 de julio de 2010

Legumbres, bodas y El Estado de los Cowboys

Para un ojo que no escudriñe demasiado, debo ser la cosa más lejana a un botánico, y por supuesto el razonamiento es correcto, pero siempre me han recordado las ventajas de comer muchas plantas leguminosas. O por lo menos las partes comestibles de las plantas leguminosas generalmente cosideradas y/o consumidas como comida.

Alomejor no es obvio a lo que me estoy refiriendo.

Sobre lo que estoy hablando es sobre guisantes.

Para ser sincero, crecer no hubiera sido lo mismo sin esas clásicas comidas familiares que incluían generosos platos de semillas esféricas y verdes de diversas ramas de la familia de los guisantes. Guisantes verdes, guisantes de olor, garbanzos, guisantes congelados, chícharos, vainas, guisantes en platos, guisantes mochila, guisantes duros, guisantes maricas, guisantes que suben montañas, tu le pones un nombre, nosotros nos lo comemos.

No soy Jeff Gordon pero hacia lo que estoy conduciendo es a esto:

Para mi, las comidas familiares han sido siempre bastante acogedoras y (siempre que las habas no estuvieran presentes) también relativamente reconfortantes. Por consiguiente, como mucho de nuestro consumo de comida giraba en torno a las resistentes enredaderas leguminosas Euroasiáticas, teóricamente hablando, un cerebro de guisante podría ponerse un abrigo de guisante y acercar una silla a un maravillosamente desagradable bol de guisantes hirviendo y sería de hecho un "todos en familia".


¿Estoy diciendo algo con sentido?


(Sentido. Esto no tiene ninguno).

La semana pasada un querido amigo mío se casó y yo estuve en la boda. Le saqué brillo a mi traje perla, me peiné mi descuidado pelo, tomé prestando los zapatos de vestir de mi padre y me aseguré que estaba todo lo buen invitado que un invitado puede esperar ser.

Como un chico extremadamente normal sin la más larga lista de amigos en el mundo, admitiré que solo he atendido a un puñado de bodas a día de hoy. De todas formas, he conducido hasta mi casa desde cada una de ellas con un sentimiento tan único que es casi imposible de describir. Sabéis cuando veis una peli REALMENTE buena y os vais del cine mucho más impresionados e inspirados de lo que nunca hubierais pensado? Es una especie de atmósfera salvajemente sentimental donde la solemnidad y la felicidad chocan. Una torpe seriedad, un sagrado e importante sentimiento. Me sentí como si acabara de leer la última página de un buen libro que nunca quise que acabara. Fue un maravilloso matrimonio, y yo, fui tremendamente feliz por los dos que intercambiaron votos, anillos y, por último, corazones.

Una verdadara Comunidad del Anillo:



(De izquierda a derecha) Paul, Andy, yo y Toni (el novio). El hermano Daniel puede verse dándole al novio un merecido abrazo y no debemos olvidarnos de la hermana Sarah furtivamente en el fondo.

Sí. Bodas y tal.

Una vez estaba yo solo en un bus en algún sitio de Wyoming. Tenía los cascos metidos en las orejas y estaba mirando por la ventana escuchando música. El bus se paró y un cowboy legal se subió. Ése tío iba en serio. Sombrero de ala ancha, espuelas de caballo, botas negras de piel de serpiente de vaquero, una enorme hebilla de acero sin ninguna mancha y con la forma de Texas, guantes de cuero agitándose desde su bolsillo trasero, los vaqueros más apretados que he visto en mi vida, y la cásica camisa de cuadros vaquera abrochada. Incluso tenía una gigantesca funda de piel, pero para mi desgracia, sin pistola. Mientras subía a bordo sentí una ola de admiración y una bocanada como de olor de estiércol de vaca.

El pequeño niño en mí siempre quiso ser un cowboy. Eso es irónico porque ser cowboy es trabajo de hombre maduro. Pensaba eso mientras el bus traqueteaba por la carretera. El nuevo pasajero hacía ruidos metálicos por el pasillo, agarrando los asientos de cada lado con manos como tornillos y finalmente cayendo al asiento de mi lado. Me senté un poco más recto y continué mirando la ventana. El bus estaba prácticamente vacío. Había un millón de sitios vacíos. Por qué se tenía que sentar a mi lado? Soy el tipo de tío al que le gusta tener su espacio pero luché contra mi dignidad y miré el lado positivo. Estaba sentado al lado de un cowboy. Uno de verdad. Todo lo que podía pensar eran frases de John Wayne en éipcos westerns.

De repente se giró y me inspeccionó.

- Así que ¿escuchas heavy metal?

Me quité un casco.

- ¿Perdón? -dije.

- Heavy metal. ¿Lo escuchas?

Suspiré.

- Oh, en realidad no. Solía escuchar un poco de hardcore en el instituto pero eso ya no me gusta. Pero creo que es algo con talento.

Le hechó un vistazo a mi iPod y rió entre dientes.

- ¿Eso es heavy metal?

- ¿Te refieres a lo que escucho ahora?

- Sí

- No, es solo un grupo que me gusta.

- ¿Cómo se llama?

- Uh, se llaman Unwed Sailor

- ¿Son heavy metal?

Me aclaré la garganta.

- No, son como indie experimental e instrumental. Algo muy pegadizo.

- Qué se supone que significa eso.

Cambié de postura.

- Son muy complejos, buenas canciones, letras brillantes. Muy creativo, muchas cosas a la vez.

- ¿Te gusta Nickleback?

- Oh, no mucho. No son mucho mi tipo, supongo.

- Pantera?

- En realidad no.

- Kiss?

- No.

Me fulminó con la mirada.

- ¿Por qué no? ¿Crees que el heavy metal es estúpido?

- Yo no diría eso, sólo que, ya sabes... no sé.

La conversación se estaba volviendo rara pero si pensaba que para empezar no iba a ningún sitio, de repente cambió de dirección.

- Eh, ¿quieres escuchar una canción que he escrito? -preguntó.

Dudé.

- Quieres decir, como, ¿que me la vas a cantar? ¿Ahora?

- Sí. ¿Es eso raro?

- Quiero decir, no. Pero claro, escuchémosla.

Me preparé. ¿Estaba en un polvoriento bus en Wyoming sentado al lado de un cowboy cantante? Iba a ser bueno.

Para empezar no había muchos pasajeros en el bus pero los que había, TODOS se giraron y contemplaron asombrados mientras el Heavy Metal puso sus botas encima del asiento vacío delante suyo, hechó la cabeza hacia atrás y empezó a cantar. Ni siquiera puedo describir lo que pasó a continuación. Nunca me pude haber preparado lo suficiente para lo que siguió. Ni siquiera cantó realmente, CACAREÓ.

OOOOOOOOOOOAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH
WELL I FOUND A SPANISH DOUBLOON IN A COWPIE
SO I WASHED IT OFF WITH THE HOSE, YEAH THE HOSE
THEN I DROVE IN TO TOWN FIXIN TO BUY ME A BREWSKI
BUT THEN I LOST IT, YEAH I LOST IT
I DROPPED IT DOWN A RATHOLE, YEAH A SMELLY RATHOLE
SO THEN I SWUNG BY JOHNSON’S AND ATE ME SOME CELERY
THRUM THRUM DOO DEE DOO HAHAHHA OOOOOAAAAAAAAH


Era ensordecedor. Bramó con toda la fuerza de sus pumones, acabó con un fuerte gutural gorgejo y se giró para enseñarma la más dentada sonrisa que he visto nunca.

Yo estaba incrédulo.

Debéis entender que no me enorgullece criticar la música de otras personas. Me siento mal cuando me encuentro haciéndolo. Intento evitar ser quisquilloso con el trabajo de otro artista porque como todos sabenos, no hay dos mentes que piensen igual y lo que una pedazo de letra siginfique para alguien para otra persona puede siginificar una cosa totalmente diferente. Me gusta eso. Es una de las cosas que hace que la música sea una categoría del ARTE en vez de de las MATES. Odio las mates. No hay una fórmula en la música, no hay una respuesta correcta. Música > Mates.

Como sea, si hubiera una respuesta incorrecta, la ecuación de ese cowboy estaba empezando a serlo. Era fascinante.

- Ha sido increíble - mentí a través de mis dientes.

- Yup. -dijo.

Estuvimos sentados en un incómodo silencio por un minuto mientras intentaba mirar por la ventana mientras el mundo pasaba, intentando no persuadirlo para que hiciera un bis. El bus empezó a ir más despacio mientras nos conducía por dentro de la ciudad donde yo tenía que bajar. De repente me dio un fuerte golpe en el hombro.

- Eh, quieres una guerra de pulgares?

- No, gracias -dije incómodo.

- Eh, quieres ver donde me dio la cerda?

- Uh, creo que estoy bien.

Señaló con un dedo grasiento hacia mi iPod.

- Eh, puedo escuchar tu Walkman?

Por suerte casi habíamos llegado. Me resistí y le dije que esa era mi parada. Se levantó para dejarme pasar pero una bota se le quedó atascada debajo del asiento y se revolvió un segundo antes de pegar un grito y caer al pasillo. Todo el mundo miraba en aturdido silencio. Después de gritar una serie de improperios que no repetiría ni a un marinero de agua salada, tiró de su sombrero, se lo puso en la cabeza y me llamó mientras caminaba hacia la salida.

- EH! ESCUCHA HEAVY METAL!

Miré atrás y lo vi de pie en medio del pasillo haciéndome la señal rock los cuernos del demonio y haciendo una cara fiera que solo le hubiera gustado a Ace Frehley. Le dediqué una amplia sonrisa y le levanté el pulgar y salí del bus hacia el día soleado.

Siento todo el amor del mundo por Wyoming pero alomejor he conseguido tener una ligera idea de porque es cariñosamente conocida como El Estado de los Cowboys.

Para decirlo suavememente:

Me gusta Wyoming. Me gusta mucho.

PD. Mirad esto! http://www.rollingstone.com/music/news/17386/152864

Podéis leer la entrada original en: http://owlcityblog.com/2010/07/06/legumes-weddings-and-the-cowboy-state/

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